5.
Un Rey muy querido tenía problemas dentro de su pueblo. En él guerreaban permanentemente unos contra otros, familias contra familias. Todo era un caos. El Rey preocupado por esta situación se retiró de su pueblo, con el fin de tomar distancia de tan deprimente realidad y así poder estudiar la causa de estos conflictos. Pasó muchos meses internado en la selva, pensando un conjunto de reglas, leyes capaces de poner fin a la causa de su desconsuelo. Luego de crear un sin número de leyes, vuelve muy feliz a su aldea a poner en práctica lo que había creado y ponerle fin a tan desagradables situaciones. Las explicó y de inmediato el sin número de crueldades acabaron. Enormemente feliz, el Rey, por la paz establecida y haciendo alarde de ella, se encuentra con Bará, quien como siempre paseaba en los caminos. El Obá, loco de alegría, saluda eufóricamente y Bará extrañado de tanta alegría, pregunta –“Mi Rey, ¿Cuál es el motivo de tanta algarabía?.”– A lo que el Obá responde –“¿Cómo no voy a estar eufórico mi querido amigo?. He creado una legislación perfecta que trajo paz a mi Reino. Seguramente en el futuro se la aplicará en el mundo. Cesarán las guerras y los malos entendidos.”– Bará conocedor del comportamiento humano, no pudo más que interrumpir el silencio del crucero con una ronca y estridente carcajada. Pronto al Rey se le borró la feliz sonrisa e inmediatamente replicó a Bará. –“Dime amigo ¿qué cosa graciosa he dicho que provocó tamaña carcajada?.”– Bará responde. –“Tu inocencia Obá, tu inocencia.”- El Rey discute casi fervorosamente con Bará por causa de la tan mentada ley. Por eso Bará como respuesta a la curiosa discusión, le hace una particular apuesta. –“Yo, Bará, me comprometo a demostrarte la flaqueza de tu ley. Si acaso fracasara en el intento, tu Rey, me pedirás lo que quieras y rápidamente cumpliré contigo.”- Entonces le dijo. -“Tomarás de tu reino a los más amados amigos, aquellos que jamás hayan peleado; en sí Rey, tú me entiendes lo que te pido, son dos amigos de alma. Una vez escogidos, colocarás a ambos amigos uno frente a otro a ambas márgenes de este camino. Yo pasaré entre ellos siete veces y al fin se molerán los huesos a palos.”– El Rey acepto el desafío y desarrollo lo pedido con todos sus detalles. Bará da inicio a la estrategia. Divide su cuerpo en dos mitades, en forma vertical tomando la nariz y la entrepierna como referencia. Pinta la mitad derecha de color negro y la izquierda de color blanco. Luego pasa frente a los amigos. Uno le comenta al otro. –“Viste a ese loco pintado de negro.”– Y el otro responde -“Loco estás vos, estaba pintado de blanco.”- Bará gira y regresa, pasando nuevamente entre ellos, pero en sentido contrario sin siquiera mirarlos. Los amigos, que aún discutían por la primera pasada, quedaron atónitos por lo que veían. No obstante, uno le dice al otro –“Al final tenías razón, estaba pintado de blanco”- Y su amigo furioso le responde –“Me estás tomando por loco. La razón la tenias vos, él estaba pintado de negro.”- Bará, conocedor del comportamiento humano, después de pasar por séptima vez, deja tras de sí a dos enemigos, golpeándose sin saber en realidad porque. Pronto el Rey se entera de la derrota a la que Bará lo sometió y le preguntó. –“Dime Bará, ¿en qué falló la ley? ¿Dónde estuvo el error?.”- Bará le respondió. –“Noble señor, nada falló. Tú ley es buena, muy buena; pero no existe lo perfecto ni regla en el mundo que mantenga la paz entre los hombres; hasta tanto ellos no aprendan que una verdad puede verse desde ópticas totalmente opuestas, sin que su esencia cambie.”- Este Itán define las aptitudes y personalidades de los hombres y la sabiduría ingeniosa y aguda de Bará.
6.
La glotonería es una de las características que posee un Orixá tan enigmático como lo es Bará. Por lo que no es conveniente que este Orixá sea insatisfecho en su gran apetito; ya que su gran habilidad para darle distintos sentidos a las cosas puede confundir a los más grandes Orixás. Mezclando las cosas, transformando lo blanco en negro, el día en noche. En una oportunidad, él no fue atendido como es debido por los Orixás Fum Fum (blancos). Estos yogaban Buzios en un poblado y el dueño y guardián de la entrada al Ilé donde estos atendían era Bará. Los consultantes acudían en cantidades en busca del Axé de estos tres Orixás, y en pago les dejaban chivos, gallos, mandioca, maíz, etc. Siempre hacían lo mismo. Llegaban a la puerta y le preguntaban a Bará si Oxún estaba. Él decía. –“Sí adelante.”- Paseaba en las esquinas y a todo aquel que necesitaba ayuda les decía que Iemanjá y Oxalá estaban dando Axé. El problema se suscitó, porque ellos comían todo lo que les traían y daban los restos a Bará. Este ya con mucho hambre y enojado por ello, vio un ratón, lo siguió y cuando lo atrapó dijo. –“Ya tengo mi comida. Es momento de negociar.”- Se paró nuevamente en la puerta y cuando venían los consultantes preguntando por los Orixás Fum Fum, él decía. -“No sé dónde están. Hace ya tiempo que no vienen. Y mejor porque hacían las cosas mal.”- Así pasaban los días. Él se seguía alimentando de a poco con su ratón y respondiendo lo mismo a todo aquel que venía. Los Orixás Fum Fum, ya con pobreza, hambre y una gran preocupación porque nadie venía, fueron a ver a Xangó para contarle lo que sucedía. Dijeron. –“Xangó, ¿qué sucede que nadie viene a vernos, ni a traernos alimentos, o todas las cosas bonitas que nos traían?.”- El Obá, por experiencia por algo similar acontecido en su reinado, les preguntó. –“¿Bará está en la puerta?.”- “Sí, mi rey.”- Le respondió Oxalá. –“¿Él come?.”- “Sí, un poco Rey.”- “¿Cómo?”- Preguntó Xangó. –“¿No sacan a fuera en la misma proporción que lo que tienen dentro?.”- Oxalá respondió que no y Xangó les dijo –“Él debe comer exactamente lo que ustedes comen. Ni más ni menos. Esto me lo enseñó Ifá.”- Así lo hicieron. Juntaron lo poco que les quedaba. Repartieron en porciones iguales y lo sirvieron en la puerta a Bará. Bará complacido, sonriente y eufórico de alegría por esta ley que quedaría establecida, gritaba en la puerta. –“Vengan, atiéndanse, volvieron Oxún, Iemanjá y Oxalá.”
7.
Cuando Olodumaré repartió y fijó a cada Orixá una misión; Bará por ser tan vagabundo se quedó sin ningún cargo. El fastidiado por lo acontecido, acudió a Orumilaia y este le dijo. -“Serás mi mensajero y centinela, a cambio te daré de comer y también joyas.”- Y así fue. Pero Bará no comía todo lo que quería, o en la misma proporción de lo que le daban a los otros Orixás. No solo empezó a ahuyentarles los clientes, sino que cuando pedían un consejo a Orumilaia, él como emisario lo trasmitía diferente. Y así se creo un gran problema entre los Orixás. Por ello Orumilaia que todo lo ve dijo. –“Sirvan a Bará en las mismas proporciones que las riquezas que a ustedes lleguen. Y yo, Bará, dijo Orumilaia, te daré tres Buzios para que con ellos también tú puedas ganar y de este modo transmitas en forma fiel todo lo que yo quiera hablar.” Ejemplo. Cuando se le pide una confirmación a Orumilaia, es Bará el que transmite el mensaje. Orumilaia habla por intermedio de Bará.
8.
Todos los regalos que Olodumaré recibió muy complacido con Bará, por cosas que él había hecho por Olodumaré, se los dio en su totalidad. Bará dijo. –“¿Qué?”- Y Olodumaré dijo -“Sí, todos son para vos, porque desde siempre has estado entregando las ofrendas y nadie te había pagado por tu bondad. Todos los sacrificios y ofrendas que el resto de los Orixás y las personas, te lo entregarán primero a ti, para que tú lo lleves a quien sea o me lo traigas a mí. De lo contrario los sacrificios y ofrendas no podrán, ni serán aceptadas.”– Todos dijeron. –“Así sea.”– Por lo que Bará es el portador de sacrificios u ofrendas de todo el sistema planetario.
9.
Bará fue a buscar a una mujer que era reina y había sido, ya hacía un tiempo, abandonada por su marido. Él le entregó una faca a ella y le dijo que cortara unos pelos de la barba al Rey y los trajera, que con eso le haría un yeito que lo traería nuevamente a su lado. Bará siguió su caminata hasta llegar a la casa del hijo del Rey. Él era el príncipe heredero y vivía fuera de los límites. Era para evitar la tentativa de asesinato del príncipe, impaciente por subir al trono. El príncipe fue comunicado por Bará que el Rey iba a partir para la guerra y quería la presencia de él y todos sus guerreros. Dicho esto, Bará continúa su caminata. Una vez frente al Rey, le dijo que tuviera cuidado porque esa noche, la reina entristecida por su abandono, intentaría matarlo para vengarse. El Rey entonces, llega la noche, fingió dormir y vio a su mujer aproximarse con una faca hacia la garganta. Creyendo que ella quería asesinarlo, él la desarmó y comenzó un forcejeo. El príncipe que llegaba al palacio con sus guerreros escuchó gritos en los aposentos del Rey y corrió hacia allí. Y vio al Rey con la faca en la mano. Creyendo que él quería matar a su madre. El Rey viendo al príncipe y sus guerreros creyó que querían asesinarlo, pidió socorro y los guardias ascendieron, creándose una gran lucha, seguida de masacre generalizada. Ifá dijo:
· “Nada de esto hubiera sucedido si todos en su momento hubieran atendido y ofrendado correspondientemente a Bará.” |