10.
Es conveniente separar un poco de alimento de todo y cuanto uno va a saborear durante todo el día y llevarlo al cuarto de Bará Lodé o a la esquina. Porque compartiendo con él nunca faltará el alimento en la casa. Esto también se puede tomar como un acto más de adoración hacia este Orixá. Esta modalidad es denominada “Ebo Xiré”. A estos alimentos se les debe agregar agua o algún tipo de bebida sin alcohol, que uno haya ingerido en las comidas. Si estos alimentos, uno los hubiese llevado a la esquina o a un crucero apartado, al momento de depositarlos se dice. – “Aquí está tu comida Bará,”- con su nombre completo, previamente se debe golpear tres veces la tierra y llamarlo para consagrar ese lugar. Una vez dejados los alimentos y si ellos fueran ingeridos por un perro o gato, esto no representaría inconveniente debido a que ambos son protegidos por Bará. Aún más, si estos son vagabundos, por saber ellos al igual que Bará la incertidumbre del hambre. Si un perro o gato se acerca a una Casa de Santo, jamás se lo debe golpear. Se les debe dar alimento y decirles. -“Bará, aquí tienes tu comida.”– Luego espantarlo para que siga en movimiento. En ciertos Itanes menciona a Bará pidiendo alimento disfrazado de perro, gato o un pordiosero.
11.
Bará había ido a pedirle a Orumilaia que le hiciera un registro, a lo que este se negó rotundamente, porque Bará no tenía con que pagarle. Bará perturbado, se retira y en el crucero camino de una punta a la otra. Pasaban los días y Bará continuo haciéndolo. Pasado los meses, abrió un gran surco en los cruceros entre donde moraba Orumilaia. A todo aquel que se acercaba a su casa, Bará le decía que Orumilaia ya no vivía allí. Orumilaia abrió su oráculo y para su gran sorpresa encontró que Bará, el niño travieso, que en un momento vino a consultarlo, ya lo tenía cercado. Por ello decidió salir de su casa y decirle que deje llegar el alimento y a toda persona que con él quisiera consultarse, porque lo iba a registrar. Bará, viendo que las cosas se habían invertido y que Orumilaia era quien debía pedirle ahora, fingió no escuchar. Pasaron los días y la situación empeoraba, porque ya a nadie podía aconsejar. Salió nuevamente y le preguntó a Bará. –“Dijiste que querías registrarte, yo digo que lo voy a hacer.”– A lo que Bará respondió. –“Ya no será solo eso lo que me darás, sino también el alimento y como tú no puedes atravesar mis cruceros, yo seré tu mensajero.”– Orumilaia contestó con una gran sonrisa. – “Así será. Eres astuto y gran negociador. También por ello serás el patrono de los comerciantes y toda actividad que tenga que ver con la palabra.”
12.
La dueña del oro, un día le ofreció parte de sus riquezas a Bará, a cambio de 4 Buzios para hablar ella también. Bará se los dio y así se afianzó mucho más su relación. Oxún decide también compartir con él los alimentos para contar con su protección y fidelidad.
13.
Se cuenta de un agricultor que tenía unas siembras fabulosas. Un día en una de sus tantas caminatas, Bará los ve y se acerca a pedirles alimento para él comer. Este agricultor para su desgracia no lo reconoció y le contestó que sus siembras no eran para regalo de nadie. Bará se retira. Pasadas unas semanas volvió, pero disfrazado, y le dijo que el Rey lo había enviado para comunicarle que no compraría más de sus siembras, frutas ni nada que se realizara en su campo. La explicación se basaba en que sus cosechas dañaban a su pueblo, atentando contra la salud. Dicho esto, Bará se da vuelta y lentamente se retira. El hombre, de temperamento violento e impulsivo; furioso y en señal de protesta destruyó sus siembras y mato todo lo que en él tuviera vida. Luego cuando el mal no tuviese remedio, fue a preguntarle al Rey, el porque de aquella injusta medida. El Rey asombrado le hizo saber que no había enviado a nadie. Pero al escuchar lo sucedido, comprendió. Soltando una carcajada dijo. –“Se trata de Bará, quien al volver disfrazado te enseño que nunca el alimento se debe negar.”
14.
Orumilaia tiene que demostrarle a Olofín su clarividencia y sale airoso gracias a Bará. Un hijo de Olofín dice. – “Baba, dicen que hay un negro que adivina llamado Orumilaia.”–“¿Que adivina?”– Le responde. –“Sí, que adivina”–“Va, son solo palabras, no lo creas. Ya que no hay más adivino que yo.”–“Pues dicen que sí Baba. También dicen que todo lo ve y anuncia. Lo hace tirando un polvo blanco sobre una madera y sobre ella mueve una cadena. Y como le dije padre le habla del presente, pasado y futuro, guiándote al encuentro de tu propio ser, pues él dice que de encontrarle no sentirás otra cosa más que paz.”– Olofín siendo el más sabio de todo el planeta, decide darle la oportunidad a Orumilaia para demostrar sus poderes y dijo que si así fuera le daría el mandato y el Axé de dirigir y sugerir como también juzgar los destinos de la gente. El hijo preguntó. –“¿Cómo lo probamos padre?”– A lo que él respondió. –“Tú lo ubicaras y le dirás que venga hacia mí, ya que estoy enfermo de muerte.”- Así se hizo. Orumilaia se dirigió a la casa de Olofín y en la puerta se encuentra con Bará, el que todo lo ve y escucha. Él le comentó a Orumilaia todo lo que planeaban. Después de escuchar a Bará, Orumilaia entra y ve tendido en una cama a Olofín, con su hijo y otros seguidores llorando a su alrededor. Orumilaia serio saca el tablero, mira a Olofín y le dice –“Baba no está enfermo. Baba es muy sano. Arún te teme. Baba no morirá. Ikú también te teme. Baba tiene vida eterna. Solo quiso probar a Ifá.”- Entonces Olofín complacido por su clarividencia las respuestas, le dijo. –“Pide lo que quieras hijo, Yo te lo daré.”– A lo que Orumilaia respondió. –“La comida para Bará antes que a nadie y que él sea mi mensajero en este y otro plano. En la luz y en la oscuridad. Entre los vivos o muertos. Porque sin yo necesitarlo para ver el plan, él con su infinita grandeza acudió en mi ayuda.”- La respuesta fue. –“Oxé, así será.” |